El cáncer, es uno de los flagelos más grandes de la humanidad.Una enfermedad cara y dolorosa. Sumerge en la angustia y la depresión a todo el entorno y augura un proceso largo y agónico, de luchas, gastos y desesperanzas.
El dolor en esta enfermedad esta presente día a día y es el enemigo omnipresente que hay que vencer. Hasta ahora, lo único, con que cuenta la medicina moderna, es una serie de medicamentos que son eficaces hasta ciertos niveles de la enfermedad, implicando además en su uso una serie de consecuencias desagradables y potenciales adicciones a ellos cuando el miedo de apodera de la persona.
Por más de 15 años llevo tratando de demostrar y dar a conocer el descubrimiento de un nuevo conocimiento respecto a nuestra mente, que permite controlar los dolores, más allá de lo que la medicina pudiera sospechar, sin aparatos, ni medicamentos y sin invasiones de ningún tipo.
He descubierto a lo largo de todos estos años, la ignorancia, la soberbia y la cobardía de los profesionales de la medicina y las instituciones encargadas de proteger y ayudar al ser humano. La soberbia de creer que ya lo conocen todo. La ignorancia de reducir todo a carne y huesos y no querer reconocer el tremendo poder que hay encerrado en nuestra mente. La cobardía de que no querer enfrentar los cambios en beneficio de quienes lo necesitan. La cobardía de no querer arriesgar sus puestos, a pesar de que la verdad les esté golpeando el rostro. Atrapados por su comodidad, no quieren que les cambien el mundo y que aparezca algo que deje obsoleto parte de sus conocimientos o que les reflote su ignorancia. Lo mismo, que hace siglos atrás.
También sé, que a la industria Químico Farmacéutica tampoco le conviene que aparezca un tipo pregonando o demostrando que el dolor (una de sus grandes fuentes de ingreso), puede ser tratado sin medicamentos. Sin contar además que a los médicos les bajaría notablemente sus recursos, gracias a los incentivos que reciben de parte de esta industria.
Mientras tanto, una persona llora y grita de dolor en su hogar y la familia desespera por no tener los recursos para paliar esos dolores y evitar el sufrimiento de quienes aman.
NO ESTOY PROMETIENDO UNA UTOPÍA. LOS DOLORES DEL CÁNCER SE PUEDEN TRATAR SIN MEDICAMENTOS.
En realidad, todos los dolores del ser humano, tanto físicos como emocionales, pueden ser erradicados de nuestra esfera de sufrimiento, sin necesidad de que nos dopen.
Los invito a preguntar. . los invito a conocer lo que los PROFESIONALES NO QUIEREN VER.
Llevo casi 20 años cerca de personas que han sufrido esta enfermedad y a muchas lamentablemente los he acompañado hasta sus últimos días. SÉ DE LO QUE ESTOY HABLANDO.
LES INVITO A QUE ME CUENTEN SUS PROPIAS EXPERIENCIAS.
